ESCUCHAR haciendo click : Ludovico Einaudi
Los días fríos de un invierno que no deja de cesar, y la angustia que crece cada vez mas sintiéndote tan distante con el mundo, luchando todos los días con uno mismo, queriendo escapar como en un laberinto sin salida.
La tristeza, el insomnio, el dolor, la pesadez, el agotamiento y el vacío interno forman parte de un estado común en toda esta historia, cual ruleta rusa esperando que toque lo que tenga que tocar. Sentimientos al azar que se tornan desesperantes, insomnios que lo dicen todo en una cabeza llena de agobios dispuestos a resucitar.
Y pasan los días lentamente, como si la agonía estuviese fijada en cámara lenta, como si el dolor fuese la única opción. Quieren ayudarte pero no saben cómo, quieren ayudarte pero no comprenden. Porque es mas fácil estirar la mano sin saber, que estar en ésta posición. Que siempre hay cosas peores dicen… como si el dolor se controlara con lo poco y con lo mucho. EL DOLOR NO SE CONTROLA, SE HACE PARTE DE UNO.
Todos los días un poco menos, todos los días un poco mas.
Melancolía disfrazada de que todo esta bien, fingiendo todo el tiempo, a cada minuto, deseando que la vida pare por un rato. Que el corazón deje de doler, que el alma deje de gritar.
Insomnios que se apoderan de un cuerpo en reposo. Inmóvil sin poder hablar solo queda llorar. Sueños destruidos, recuerdos que ya no volverán, personas que nos dejaron muy pronto, momentos de felicidad, imaginación a doble filo causante de dolor y desesperación. Fantasmas a un lado, respiraciones que nunca son precisas y fríos que son simplemente suspiros.
Así eres, de un momento a otro sin previo aviso, caes en los vacíos de la depresión. Estás bien por unos minutos hasta que los recuerdos llegan y ahí es donde las lagrimas vuelven a aparecer… -No te preocupes, solo tengo sueño.-
Sonríes, sin importar cuan destrozado estés… el problema es que lo que ocultes por fuera, siempre te destruirá por dentro. Le dices a todos que sigan, que no se rindan, mientras tù, simplemente ya no puedes.
Ahogado en pensamientos negativos sin saber cómo y a dónde huir, no sabes cómo es que se vive la vida y aunque hayas tratado de no meterte en problemas hace tiempo que vives una guerra exhaustiva con tu mente e imaginación. Te tocan de cerca esos días en el que sigues sin estar bien, pero tampoco te sientes triste… simplemente no sientes nada; nada te emociona y nada te disgusta, esa sensación de estar un poco muerto y un poco vivo, de sentirte solo pero sin tener la necesidad de que alguien este a tu lado, porque es preferible estar solo a que alguien mas te haga daño. Odias no poder controlar los sentimientos, quisieras borrar una por una cada herida… pero las heridas se cosen con las agujas del reloj.
Invierno gris que no deja de llover, el llanto de un día triste.
Te preguntas: ¿cómo será mirarse al espejo y sentirse bien con tu reflejo?
Quisieras poder levantarte por la mañana y no sentirte triste; no importa cuánto lo intentes, siempre vuelves a caer. Sientes mucho, aunque demuestres poco.
-MUCHO DOLOR PARA TAN POCA EDAD- Tu mente se encuentra en un proceso destructivo, como una bomba de tiempo, esperando el momento justo…
La muerte solo es el comienzo.
Y si te preguntas como estoy… estoy bien.